sábado, 23 de octubre de 2010

LILIANA PEDROZA Y "AQUELLO QUE NOS RESTA" Y QUE NOS RETA

FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES (Cuba/España)
Criterio
Se autoriza la difusión sin fines comerciales por cualquier medio
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Sobre la narrativa de
LILIANA PEDROZA
y su libro más reciente
“AQUELLO QUE NOS RESTA”
Y QUE NOS RETA
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Recuerdo que la primera vez que escuché en profundidad a Liliana Pedroza, hace unos diez años y poco después de que llegara a nuestro espacio profesional de entonces en Madrid, pensé que no sólo era una lectora apasio-nada, y que sus lecturas mucho debían haber aportado a su universo racional y emocional, uno que se evidenciaba caudaloso, sino que, seguro, escribía o escribiría literatura. Y, dentro de la literatura, probablemente de modo prioritario, escribía o escribiría narrativa.
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No se lo expresé, al menos no con la intensidad que lo percibí. Por aquello de no ahondar de inmediato con el riesgo de traspasar algún límite, y tam-bién por aquello de no jugar a futurólogo, y, menos, a una suerte de dios que revela o vaticina. Pero sí, a lo largo de los años le manifesté mis deslumbra-mientos ante sus creaciones, y sí, en el tiempo, nuestra amistad ha tenido uno de los lugares preferentes en mi existencia y un buen número de acciones e interacciones.
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Cuando Liliana llegó a España ya era Licenciada en Letras Españolas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), y cuando después de varios años volvió a su natal México ya tenía estudios de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid con especialización en la Universidad de la Sorbona.
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Cuando nos despedimos hace unos años le recomendé, lo recuerdo con absoluta claridad, que no regresara a España sin algunos reconocimientos y premios literarios: Ha vuelto para realizar una investigación con destino a una próxima novela y ha vuelto después de haber sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes “David Alfaro Siqueiros”; y, entre otros premios, después de obtener el Premio Chihuahua de Literatura 2008 y el Premio Nacional de Cuento Joven de México “Julio Torri” 2009, éste, justo con el libro que hoy es presentado, su Aquello que nos resta, recién editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) de su país.
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Y ha vuelto a Madrid habiendo publicado, además y entre otros títulos: su documentado y lúcido ensayo Andamos huyendo, Elena, acerca de la valiosa y singular Elena Garro, y Vida en otra parte, el volumen de cuentos con el que obtuvo el Premio Estatal de Literatura en su ciudad de residencia, donde es profesora universitaria.
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Un libro, Vida en otra parte, que ha inspirado a los especialistas apreciaciones tan incitadoras a la lectura como estas dos: “En el tejido del sueño y lo real, Pedroza construye historias en las que abre los límites de distintos territorios espacio temporales mientras aborda el tema del destierro y el de sentirse ajeno incluso a un espacio o a un ser. Entre la crónica de viaje, la página del diario íntimo, el anecdotario y la instantánea salida del entresueño o el recuerdo, encuentra la expresión formal para decir cómo a veces la vida sucede también en otros sitios, menos en el que se está.” Y: “(…) obra en la que la realidad y la ficción se confunden, se amalgaman, se persiguen, en un juego de espejos en el que hombres y mujeres pueden verse reflejados.”
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Textos, tanto uno como otro, de justicia, pues, con una riqueza de recursos narrativos sea cual sea el género elegido en cada caso, Liliana Pedroza cuenta en Vida en otra parte para revelar la complejidad de los personajes y sus sucesos, a la par que para encauzar, inevitablemente, nuestras propias revelaciones de sí mismos; y lo realiza desde una originalidad argumental y desde un poderío rítmico que en crescendo construye cada clímax y cada desenlace.
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Varias de estas características, que ya la distinguen tras dos libros pre-miados, alientan por igual en toda su dimensión creadora en Aquello que nos resta, donde de nuevo Liliana Pedroza narra con maestría y sin esquemas, donde pulsa su capacidad de describir con belleza y para la propia mirada del lector, donde enlaza sucesos y descripciones proyectando tensiones y generando expectación en ascenso hasta cada clímax, para concluir en varias de las historias con un cierto desasimiento, con algo de un no acabar que pareciera elegido para provocar que la obra, desde cada quien, prosiga más allá de su supuesto punto final, y lo haga tanto con nuevos posibles sucesos no compartidos por la escritora, como con reflexiones y decisiones de cada lector.
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No sólo el horror del Norte de México está en parte considerable de las páginas de este libro: Latente, innegable, el horror de la maldad que pervive y permuere por el mundo. En estas historias: dinamismo desde el compromiso y la comprensión, desde la tolerancia y la intransigencia, para abordar amor y desamor, soledad y vacío, sueños y frustraciones, violencia y muerte; para abordar “aquello que nos resta”, aquello que le resta a la condición humana toda y que desde la ficción testimonial de este libro nos reta como humanos responsables. Literatura de sobresaliente calidad Aquello que nos resta, e imaginación de auténticas verdades.
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Nota del Gabinete de Prensa de la CIINOE: Artículo leído originalmente por Garzón Céspedes para presentar el libro Aquello que nos resta, en el Instituto de México en Madrid, Embajada de México en España, en presencia del Consejero Cultural y Director del Instituto, D. Jaime del Arenal Fenochio –que pronunció las palabras inaugurales–, del Coordinador de Humanidades, D. Francisco Robles Mac Eachen, del Director Ejecutivo de la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica, D. José Víctor Martínez Gil, y de la autora que habló de su narrativa y leyó fragmentos de varios de sus cuentos ante un público de varios países que llenaba el espacio, el 24 de Junio de 2010.
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